El intento de una humilde trabajadora sexual de recuperar el perdido arte del placer y el refinamiento en un mundo hambriento de significados.

viernes, 3 de julio de 2009

Los ch’giga

En la antigua China, más exactamente en la dinastía Chou (Año 100 Aproximadamente), era común la publicación de catálogos de posturas sexuales, técnicas y otras prácticas. Estos libros tenían un doble objetivo: permitir que las parejas se relajaran y sintieran en ánimo durante la noche de bodas, y sugerir una serie de posibilidades para que los mismos pudiesen enriquecer su vida sexual. Recordemos que se trata de una época en la que la imprenta aún no existía, y gran parte de estos libros eran ilustraciones hechas a mano, coloreadas con gran cuidado, por lo que no eran obras al alcance de cualquier persona. Usualmente, se consideraban como un excelente regalo de bodas entre familias pudientes, aunque ciertas concubinas que alcanzaban un cierto nivel de reconocimiento por parte de sus amantes, recibiendo alguno de ellos por su “talento”.

Estos libros eran conocidos como Ch’giga, que bien podían traducirse como libros de almohada o de novia, como mencionamos anteriormente. El término libro, en si, no es muy preciso, pues no se trataba de ejemplares encuadernados. Dado que se trataban de piezas artísticas, cada uno de ellos eran distintos, aunque con un mismo objetivo. Algunos eran sobres de seda y papel finamente decorados, en donde se guardaban los grabados de forma suelta. Otros podían encontrarse como rollos, o incluso en una suerte de carpetas, en donde cada grabado estaba atado con cintas de seda, cubiertos por tapas de madera laqueada. Aunque existían algunos muy parecidos unos otros, la gran mayoría de ellos son piezas únicas.

Los Ch’giga de tiempos de los Chou eran acuarelas o dibujos realizados de forma independiente, coloreados a mano y con un cuidado enorme en cuanto a la estética. Anatómicamente, no eran especialmente precisos, aunque esto era más bien por la conceptualización artística de la época que por defectos de elaboración. Las piezas tenían un especial cuidado en el dibujo de los paisajes, habitaciones, vestuario y, en general, todos los detalles alrededor de la pareja representada. Sin embargo, dado que eran principalmente instructivos, no se detenían tampoco en representar el acto sexual en toda su extensión, permitiendo que quienes lo vieran pudiesen ensayar cada una de las posturas, prácticas y técnicas. De la misma forma, los mismos incluían poemas eróticos o pequeños textos, pensados más bien para crear el ambiente que como verdaderos manuales.

Al inicio de la Dinastía Han (230 aprox.) con la popularización del grabado comenzaron a aparecer los primeros Ch’gigas “populares”, ya con formas menos elaboradas, pero que aún así conservaban mucho del valor estético de los anteriores. Por primera vez, estos libros estaban al alcance de personas no tan acaudaladas, lo que provocó un verdadero auge. Esta situación ha hecho pensar a muchos, erróneamente, que esta práctica se inició en la época Han, lo cual no es exactamente correcto. Otro cambio importante fue el hecho de que los Ch’gigas dejaron de ser materiales exclusivamente sexuales, sino que comenzaron a tener otro tipo de contenidos.

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